La Escuela que heredamos y la que, en tiempos de Revolución, queremos promover.
- Pedro V. Rodríguez C.
- 5 ago 2016
- 26 Min. de lectura
Responsable:
Pedro Vicente Rodríguez Calderón
Presentación
Mostramos nuestras impresiones y aproximaciones de muchas reflexiones, discusiones, experiencias, acompañamientos, evaluaciones, participaciones, aportes, críticas y autocríticas que, en nuestras vivencias educacionales, nos ha tocado compartir en casi todo el territorio nacional.
No tenemos el interés de presentar una tesis o trabajo académico y científico que se convierta en paradigma educativo. Más bien, nuestra intención es provocar la conflictividad de pensamientos, las contradicciones entre el ser, el deber ser y el hacer de nuestras prácticas en los distintos roles ciudadanos como estudiantes, educadores o, sencillamente, padres y habitantes de una comunidad; con el objeto de empujar hasta consolidar las transformaciones cualitativas necesarias, en el marco de la constitución y la ley, de nuestro subsistema de educación básica nacional y de nuestros centros educativos.
Todo, entendido en un momento estupendo, donde la revolución ha logrado la transformación cuantitativa de los procesos y condiciones inclusivas. Pero, sin dejar de reconocer las grandes debilidades en los temas relacionados a la calidad de nuestra educación.
La mayor parte de lo expresado en este ensayo, se recoge de la experiencia, eventos y actividades realizadas con las 24 entidades del país con autoridades regionales, las comunidades organizadas, los estudiantes y los docentes, durante los años que nos tocó coordinar las zonas educativas. Por supuesto, también están los aportes críticos de los equipos de trabajo del ministerio de educación con quienes logramos articular durante los años de 2009 hasta 2011.
Entendemos que, algunas de las apreciaciones y afirmaciones que mostramos pudiesen causar escozor en algunos lectores. Sin embargo, no quisimos maquillar ni edulcorar lo recogido y captado, más, cuando nos sentimos altamente corresponsables de las fallas y debilidades que se presentan.
Hacemos público este documento, como aporte a los vaivenes y al dialéctico movimiento ondulatorio que ha mostrado el ente rector de la educación en sus diferentes y variadas gestiones, en tiempos de revolución. Además, porque estamos convencidos que a pesar de los avances, no ha sido suficiente lo que hemos hecho y la mayor parte de lo expresado mantiene una altísima vigencia en nuestra realidad escolar y educativa.
CARACTERIZACIÓN DE LA ESCUELA QUE NECESITAMOS
Esquema de Trabajo
La Escuela Actual
Niveles y Modalidades: Estructura Organizativa y Funcionamiento.
Procesos y procedimientos administrativos. Supervisión, Clasificación y ascensos. Estímulos y Sanciones.
Mantenimiento, servicios, dotaciones y suministros.
Lo Pedagógico. El tiempo pedagógico.
La Escuela que Promovemos:
Educación Inicial
Educación Primaria
Educación Media y Técnica
Los Complejos Educativos
Procesos y procedimientos administrativos. Supervisión, Clasificación y ascensos, sanciones.
Mantenimiento, servicios, dotaciones y suministros.
Lo Pedagógico.
La Comunidad: Entorno, Trabajadores, Estudiantes, Padres y Representantes.
Los ambientes de aprendizajes
La Escuela Actual
Niveles y Modalidades: Estructura Organizativa y Funcionamiento.
En la actualidad, tanto la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela como la Ley Orgánica de Educación, divide el Sistema Educativo Venezolano en dos subsistemas: el subsistema de educación básica y el subsistema de educación universitaria. Nos dedicaremos exclusivamente al primero, al Subsistema de Educación Básica, el cual se compone de tres niveles: educación inicial, educación primaria y educación media y técnica; y se encuentra transversalizado por diversas modalidades como: educación especial, intercultural bilingüe, fronteras, adultos, rural, entre otras. Por razones prácticas, no intervendremos en las modalidades y sólo nos dedicaremos a los tres niveles mencionados.
Existe una estructura orgánica y funcional que es genérica para los tres niveles, con sus especificidades que abordaremos de inmediato. Esta estructura contempla los siguientes elementos:
Cuerpo directivo de la escuela o liceo. Conformado por un director o directora y de uno a cinco subdirectores o subdirectoras (dependiendo del tamaño de la institución y de los niveles y/o modalidades que atienda).
En casi el 100% de las instituciones actuales, estos funcionarios han sido designados directamente por la zona educativa o el municipio escolar, con la anuencia política correspondiente al caso.
En más del 70%, no son titulares del cargo sino encargados.
No todas las instituciones cuentan con el cuerpo directivo constituido y/o completo.
Un alto porcentaje, no posee experticia ni formación para administrar, acompañar pedagógicamente y mucho menos dirigir a un colectivo escolar; lo que los lleva a una actitud de “dejar hacer” “dejar pasar” constituyendo al colectivo escolar en una excelente “sociedad de cómplices” reproductora de los vicios y corruptelas heredados de nuestras sociedades feudales y capitalistas.
El equipo de coordinación de la escuela o liceo. Los llamados “Tiempo completo” que ocupan cargos de jefes de seccionales, coordinaciones de áreas o de programas; y son niveles jerárquicos de apoyo al equipo directivo en lo administrativo, pero que, fundamentalmente, deberían estar abocados al acompañamiento pedagógico de lo que se hace en el aula o en los distintos ambientes de aprendizajes, además de coordinar, monitorear y acompañar los distintos planes y programas que se desarrollan en el quehacer educativo (PAE, Ecología, PEIC, Comunicación, entre otros).
De igual manera, se observa un déficit en las titularidades de estos funcionarios, la designación a capricho de los “directivos” (por lo general, para favorecer a algún amigo que quiere salir de aula por que obtuvo un título de postgrado).
Poco criterio pedagógico en la selección de este personal.
Donde existen, trabajan como islas. No hay una visión holística. La institución, como colectivo, no los provee de elementos unificadores que sirvan de guía al proyecto de la institución y de los diversos grupos de aprendizaje.
Existen casos excepcionales y que sirven de buenos ejemplos, en algunos centros educativos, donde los coordinadores junto al colectivo escolar muestran aportes y resultados relevantes sobre la escuela que necesitamos.
El Aula de clases, el grupo de aprendizaje, el ambiente de aprendizaje y el docente de aula. Parece el nivel inferior del hecho educativo, pero he aquí la esencia de tal hecho y de los resultados educacionales que tenga un estado docente, en lo individual y como sociedad.
Existe un concepto del “docente de aula” restringido y restringidora una relación educativa frontal y vertical en cuatro paredes. Salvando las excepciones.
Existen espacios o infraestructuras con las condiciones básicas de iluminación natural y artificial, con la ventilación natural y artificial, y con la ambientación adecuada; sin embargo, no es el caso de todos los espacios educativos.
Existe un importante número de centros educativos, con importantes áreas para la recreación, el esparcimiento y la realización de diversas actividades, donde reina la subutilización de esos ambientes del perímetro escolar y/o del entorno o comunidad, que pudieran ser o convertirse en ambientes favorables para el aprendizaje de proyectos y contenidos específicos.
Existe una tendencia a conformar a los grupos de aprendizajes (conocidos como secciones) por características homogéneas: grupos etarios, niveles de rendimiento, entre otros.
Contradicciones entre “la baja autoestima del docente” y “el exceso de autoestima”. Ante cualquier encuesta sobre aspiraciones de reforzamiento o de formación a los docentes, tiende a resultar solicitudes de desarrollo personal, motivacional y autoestima; pero la práctica nos indica una permanente externalización de los problemas pedagógicos y de aprendizaje que ocurren en los ambientes de aprendizaje y con los estudiantes. Situación que se incrementa de manera proporcional a los títulos que pueda ir adquiriendo en su carrera el docente. El docente asume más responsabilidad sobre los aprendizajes en inversa medida a los títulos académicos y estabilidad laboral. Mientras más títulos y estabilidad, menos apego a la enseñanza y menos responsabilidad con los aprendizajes de los estudiantes.
Las prácticas pedagógicas, la planificación y los proyectos.
En estos aspectos se concentra parte esencial del sentido y de los resultados del hecho educativo y del logro de los aprendizajes significativos de los estudiantes. Encontraremos acá diversidad de situaciones y experiencias, con una tendencia marcada por los bajos niveles de formación en pregrado, durante la formación en el ejercicio y con un deficiente acompañamiento pedagógico proactivo hacia la búsqueda de innovaciones y alternativas que le den sentido y significantes a las prácticas pedagógicas, tanto en el aula como en cualquier otro ambiente o espacio de aprendizaje.
Tendencia muy marcada hacia las pedagogías frontales y verticales, prácticas rutinarias de copias y dictados o “investigaciones” donde la responsabilidad recae sobre el padre o representante sin orientaciones didácticas adecuadas para la generación de constructos y conocimientos producto de los abordajes propuestos.
Es muy frecuente la planificación del fiel “cumplimiento” (cumplo y miento). Un importante número, cumple con esta como un requisito formal, con un sinsentido.
Los Proyectos Educativos Integrales Comunitarios, PEIC, sólo tienen de “educativos” de “integrales” y de “comunitarios” los nombres (salvo honrosas excepciones). No hay integralidad, inexistencia de vínculos históricos, geográficos, culturales, sociales, ecológicos con la comunidad; imprecisión en metas, objetivos y resultados esperados; poca pertinencia y significado en los posibles aprendizajes; entre otros. Son rutinarios, año tras año, generando gastos innecesarios en los padres y representantes, desarticulados de contenidos requeridos para aprendizajes significativos.
Los Estudiantes…
El “deber ser” de la Misión Educativa, de la cultura institucional de todos los estamentos del Estado Docente. Algunas debilidades que podemos encontrar:
Sometimiento a culturas escolares extremas: dejar hacer, dejar pasar o disciplina rígida. No existen normas de convivencia construidas con la participación de los estudiantes.
Situación difusa, en algunos centros educativos, en relación a la organización estudiantil y a las formas e instancias de participación.
Defensorías estudiantiles representadas por docentes o administrativos, que no sirven de soporte a los estudiantes. Muy por el contrario, en muchos casos, terminan yendo en contra de los intereses estudiantiles y en apoyo y solidaridad incondicional a docentes y administrativos.
Los equipos de apoyo. Administrativos y obreros.
En cuanto a los equipos de apoyo, los más comunes son personal de secretaría, de aseo y mantenimiento; son muy pocos centros que tienen administradores, orientadores, psicólogos, terapistas, trabajadores sociales y otros especialistas según sea el tipo de establecimiento. Encontraremos en ellos, una cultura de la división social del trabajo heredada, donde cada uno se limita a su parcela o a “sus funciones” predeterminadas por la tradición o por el sindicato.
El Entorno, la Comunidad de habitantes, la comunidad escolar, los Padres y Representantes.
Algunos podrían caracterizarlo como uno sólo. Pero la realidad nos indica que, frecuentemente, coexisten de manera diferenciada y apartada. En ocasiones, por los siguientes indicadores:
No todos los que habitan en el entorno mediato e inmediato a la escuela, tienen a sus hijos estudiando en ella. Algunos de sus estudiantes, por diversas razones, habitan alejados al centro educativo. Esto representa una muy pequeña proporción de casos.
Los centros educativos deberían ser, por excelencia, centros de confluencia del quehacer comunitario, donde sus habitantes y organizaciones sociales interactúan utilizando sus espacios para reuniones, actividades culturales y deportivas, entre otras. Sin embargo, aun encontramos escuelas cerradas a la comunidad, en la mayoría de los casos porque los directivos no tienen ningún vínculo con esas comunidades ni tampoco lo propician.
En muchas ocasiones se observa un desprecio a los diversos saberes y potenciales que tienen en la comunidad del entorno, por lo que no hacen vinculación y articulación de sus proyectos (PEIC) a la diversidad de elementos del medio, a la tradición oral, a los espacios geográficos y geométricos, a la diversidad ecológica, a las formas históricas y culturales de organización social, entre otros elementos aprovechables.
Procesos y procedimientos administrativos. Supervisión, Clasificación y ascensos. Estímulos y Sanciones.
Aspecto polémico este. Existen tendencias extremas, desde la inspección o fiscalización educativa con énfasis en lo punitivo y sancionatorio, que aún existe en algunos países hasta la onda cualitativista mal entendida donde todo vale en aras de los procesos sin importar resultados. Este conflicto o contradicción, logró el calificativo de “Traidores” para los funcionarios supervisores: “Traidores” de papeles para allá y “traidores” de papeles para acá, en pro del “Fiel Cumplimiento” (Cumplo y miento).
Algunos elementos que permite el desarrollo de indefiniciones, tienen que ver con los vacíos normativos que aún existen. La ausencia de leyes, reglamentos y manuales como la Ley del subsistema de educación básica, el reglamento de la Ley Orgánica de Educación, la Ley y el reglamento de la profesión docente, los manuales de procedimientos para supervisores y directivos, entre otros.
Niveles de los procesos y procedimientos administrativos.
Encontraremos el nivel central o nacional, el nivel zonal o regional, el nivel municipal y el nivel escolar. Creemos que el nivel fundamental y básico, es el nivel escolar.
El primer nivel, que es el escolar, está conformado por el equipo directivo (director(a), subdirectores y coordinadores). Ya decíamos al comienzo, la falta de formación y de titularidad en un gran número de docentes que se ocupan de estas funciones. Por tanto, es muy débil y deficiente la supervisión y el acompañamiento que se hace a lo interno del centro educativo y de los ambientes de aprendizaje tanto en lo relativo a la convivencia, los procesos administrativos, la planificación, la evaluación, la asistencia, el aprovechamiento del tiempo; como en los procesos pedagógicos, orientación e implementación de los proyectos, ejecución de los planes, técnicas y estrategias didácticas adecuadas, entre otros aspectos a considerar.
En el segundo nivel, el municipal, nos tropezaremos con los mismos elementos anteriores (Falta de titularidad y de formación) y les sumaremos la rendición de cuentas al partido o al alcalde (según sea el caso), y valiéndose del padrinazgo político, se consideran con “poder” para ignorar al ente rector de las políticas educativas (MPPE). Este nivel, en algunos casos, ha intentado convertirse en una réplica burocrática de las zonas educativas, olvidándose de su labor fundamental de acompañar y supervisar los lineamientos y procesos educativos ejecutados en los centros escolares.
El nivel regional o zonal, corresponde al funcionamiento de las 24 zonas educativas donde las principales autoridades son designadas por el gobernador o gobernadora o, en su defecto, por el partido. Estas instancias, con cierto poder administrativo desconcentrado, también suelen ser importantes instancias de poder político, lo que las hace apetecibles. Ellas son un buen ejemplo de la “División social del trabajo” de los modelos capitalistas. Sus estructuras, en si mismas, no les permiten promover las transformaciones requeridas desde los ambientes de aprendizajes y lo que aprenden nuestros estudiantes, por el contrario, es propiciadora de corruptelas por la vía administrativa de proveedores, los ingresos de personal, los pagos, los trámites académicos.
Y el nivel central o nacional, que actualmente adelanta un proceso de transformación y reestructuración, aún manifiesta sus características pesadas y paquidérmicas. Sabemos del esfuerzo que se empieza a hacer por tener mayor presencia de autoridades nacionales en las regiones y en los centros educativos, pero pareciera no ser suficiente. Por otro lado, se observa una dificultad entre los esfuerzos por hacer gestión de calle y la falta de fluidez en los procesos internos de las distintas instancias de coordinaciones, direcciones y viceministerios; que ante la ausencia de sus líderes, dispersan los esfuerzos cayendo, incluso, en tentaciones inadecuadas.
De la Supervisión y del Acompañamiento.
Salvando las excepciones, desde la observación de los cuatro niveles de supervisión y acompañamiento mencionados, pareciera que la que muestra más impacto y resultados favorables es cuando llega la presencia del nivel central o superior hasta la escuela y al ambiente de aprendizaje. Sería interesante plantearse voltear esta realidad, haciendo que el nivel de mayor impacto y con mejores resultados para los aprendizajes de los estudiantes y para el funcionamiento del centro educativo, sea el nivel primario, el que está día a día en donde ocurre el hecho educativo, en la escuela, en el aula, en los ambientes, en la comunidad.
De la Titularidad, la Clasificación y los Ascensos.
Se repite la debilidad que produce la inexistencia de la ley y el reglamento del ejercicio de la profesión docente, que norme y regule el ingreso, la clasificación y los ascensos. Esto ayudaría a disminuir algunos rezagos, algunos ingresos caprichosos, la falta de titularidad en cargos jerárquicos que propicien la responsabilidad y la autoridad.
Cualquier norma, regulación o baremo que se haga, solo con aspectos técnico-académicos, serían inadecuados si no se impregnan de contenido y criterio político.
De los Estímulos y las Sanciones
Lo anterior debe contemplar los necesarios estímulos y sanciones. La indefinición normativa, conlleva a la justificación del “dejar hacer” “dejar pasar”, lo cual aplica tanto para estimular a un docente o funcionario cuando esté dando más de lo esperado como para sancionarle cuando su desempeño estuviere por debajo del mínimo exigido. Insisto, en el pasado han existido algunas normas y regulaciones sin sentido político que han propiciado los caprichos y amiguismos, debe haber criterio y contenido político para estas decisiones y procedimientos, pero también técnicos y pedagógicos.
Mantenimiento, servicios, dotaciones y suministros.
Los niveles de corrupción y otros vicios ocasionados por la llamada descentralización, justificaron la concentración centralizada y burocratizada en extremo. En los galpones centrales del MPPE, hemos encontrado materiales obsoletos o que nunca debieron adquirirse, Equipos y materiales que se requieren en los centros educativos y en las regiones pero que nunca fueron despachados o distribuidos, hasta la ausencia de equipos que ingresaron al inventario y que fueron sustraídos sin saber sus destinos.
Cuando, anteriormente, hacíamos referencia al impacto y resultados que producía la presencia de autoridades nacionales en los centros educativos, ambientes de aprendizaje y comunidades, también nos referíamos a estos aspectos. Pareciera que la forma más fácil y expedita que se dé cobertura a los servicios básicos, al mantenimiento y a las dotaciones y suministros es cuando ocurre la presencia en sitio de estas autoridades.
Lo cierto es que la atención a los centros educativos nunca llega en los tiempos requeridos y cuando llega, sucede en forma inequitativa y con vicios y desviaciones.
Lo Pedagógico. El tiempo pedagógico
Cabría preguntarse: ¿Cuál pedagogía? ¿Cuánto tiempo usa el docente en actividades pedagógicas? ¿Qué tipos de pedagogías? ¿Con qué se cuenta en el centro educativo para implementar las pedagogías?
Para desarrollar lo que frecuentemente seguimos encontrando (salvando las honrosas excepciones), haremos las siguientes puntualizaciones:
Encontramos “rutinas escolares” que rayan en los límites de las preocupaciones:
La hora de entrada con la correspondiente colocación en las filas, el orden, los himnos, el ingreso al aula, la organización de las mesas y sillas, la organización de los útiles escolares, sacar puntas, borrar pizarras, pasar la asistencia, comentar porque fulanito no vino, llamar la atención a quien no está listo…
Luego se incorporan los rezagados, los que llegaron tarde; tanto estudiantes como docentes. Entre tanto, el docente que llegó a la hora se asoma al pasillo a comentar algún acontecimiento doméstico con el de al lado.
Como la planificación no fue bien hecha y no se previeron las estrategias y los recursos adecuados, se recurre a “la posición de descanso” hasta el timbre de recreo o de salida, según sea el caso.
Entre la salida a recreo y el regreso al aula, se repiten algunas de las rutinas… y así, hasta cubrir el tiempo previsto 5 hs? 8 hs? Siendo optimistas, porque encontraremos muchos ejemplos que despachan después de recreo porque hoy no hay agua, parece que va a llover o porque tengo que ir al banco, y las escuelas integrales, hasta mediodía por las mismas razones anteriores o porque hoy no hay PAE.
Estas “rutinas” arrancadas de la vida escolar misma, han llevado a algunos estudios a concluir que el tiempo pedagógico diario aprovechado está entre un 50% y un 60%. Es decir, una escuela de 5 horas al día trabaja en actividades pedagógicas donde los estudiantes pudieran aprender algo, 2 horas con 45 minutos y en la escuela integral de 8 horas diarias, lo hacen entre 4 y 5 horas. En los liceos con horas académicas de 45 minutos sólo se aprovecha entre 25 y 30 minutos. Un interesante ejercicio matemático, sería calcular cuantas horas al mes y al año de las que están previstas, dejan de aprovecharse en el aprendizaje de nuestros niños y jóvenes.
Se sigue observando en muchos casos, la relación vertical profesor alumnos con exceso de pedagogías frontales: Dictado, clases magistrales, copias, estudiantes viendo nucas y espaldas de compañeros y obstinados del aburrimiento.
Si bien es cierto que muchos centros educativos de los distintos niveles adolecen de recursos didácticos y tecnológicos para el aprendizaje, no es menos cierto que muchos de nuestros colegas docentes son quienes adolecen de iniciativa y creatividad para asirse de los recursos que le proporciona el medio y la comunidad del entorno, los cuales les permitirían clases agradables en ambientes favorables para los aprendizajes. Esta falta de creatividad e iniciativas se debe, en ocasiones a la falta de interés y compromiso, ya que se trata de profesionales con una amplia formación académica (lo podemos traducir también en “flojera” y/o desprecio por dar clases); en otros casos, es el producto del desconocimiento de esas posibilidades y potencialidades que tiene alrededor.
LA ESCUELA QUE PROMOVEMOS:
En esta parte, trataremos de esbozar una aproximación a lo que consideramos la escuela y el liceo que merecemos tener en tiempos de revolución. Entendiendo que, lo expresado, es y será tan sólo el producto de reflexiones sobre la experiencia acumulada, nuestra empeñada visión y convicción de la educación como el más potente instrumento de cambios sociales y políticos, y la total influencia de nuestra subjetividad rebelde y soñadora. Por tanto, seguros estamos que si llegara a caer en manos de académicos, investigadores y/o especialistas, sería objeto del mayor destrozo intelectual.
Haremos, pues, nuestro mejor intento de mostrar la escuela que quisiéramos promover en sus tres niveles: inicial, primaria y media y técnica; opinaremos sobre los llamados “Complejos Educativos” y realizaremos nuestras sugerencias sobre los temas anteriormente criticados relacionados a los procesos y procedimientos administrativos, la supervisión y el acompañamiento, la necesitada norma para el ingreso, la clasificación, los ascensos, los estímulos y las sanciones; el engorroso y escabroso tema del mantenimiento, los servicios, las dotaciones y suministros de los centros e instalaciones educativas; la necesaria diversidad pedagógica con criterio político que permita entender el uso diferente y productivo de ambientes de aprendizajes más allá de la rígidas paredes del aula tradicional; y la compleja e interesante realidad social de las interacciones y vinculaciones entre los diversos actores de las comunidades.
En los apartes referidos a cada nivel, sólo nos enfocaremos en los aspectos específicos de cada uno para luego desarrollar los supuestos aportes genéricos y comunes de todo el subsistema de educación básica.
Educación Inicial
Es el nivel de mayor importancia en la formación y en la vida de las nuevas ciudadanas y nuevos ciudadanos de la Patria. Es en éste nivel donde se siembran las bases y los valores fundamentales en el niño y la niña, desde su nacimiento hasta los seis años donde comienza a tener ciertas destrezas psicomotoras y sociales que le permiten mayor desempeño individual. Lo que se consolide en esta fase, quedará marcado en las conductas y comportamientos futuros.
A pesar que, aún encontramos quienes ven a la educación inicial como el espacio de castigo a los docentes con pocas destrezas o como una guardería donde se “depositan” niños para su cuidado durante las horas de ocupación laboral de los padres, considero que es en este nivel donde deben estar los docentes con las mayores y mejores destrezas, adecuadas a la formación fundamental del ser humano y, así, el estado comenzar a garantizar la igualdad de condiciones de sus ciudadanos y ciudadanas, además de suplir las posibles deficiencias y debilidades de afecto, formación, socialización y destrezas que no pueda suministrarle el hogar, la familia o el hábitat.
Pasaremos entonces a presentar algunas de las consideraciones características que debe contemplar la Escuela Inicial que promovemos:
Preferiblemente MAESTRAS (creo que aquí no debe haber equidad de género) que tengan una alta sensibilidad humana y por el medio ambiente, que tengan una exigente y probada formación en la atención de niños y niñas de 0 a 6 años, conocedoras de las atenciones biológicas y psicológicas de estos grupos etarios, con conocimiento, iniciativa, creatividady destrezas para diversos y adecuados juegos didácticos y psicomotores, cuentacuentos, teatro, caracterizaciones, entre otros.
Los espacios de cuidado y aprendizaje, deben estar bien ambientados (sin recargarlos) con paredes pintadas de colores pasteles, figuras alusivas a nuestra identidad y que sean llamativas para la visión de los infantes, con una dotación de mobiliario y de juegos didácticos adecuados a las edades, con los servicios de aseo, hidrosanitarios y alimentarios adecuados, las protecciones a los peligros y para la seguridad correspondiente, además de contar con la iluminación ventilación (o preferiblemente climatización) requerida por las normas.
Cada ambiente de aprendizaje no debe tener más de 5 niños y/o niñas por cada dos maestras en maternal (de 0 a 3 años) y no más de 10 niños y/o niñas por cada dos maestras en preescolar (de 3 a 6 años). Preferiblemente, la dupla de maestras debe estar conformada por una con experiencia y otra más novata que vaya aprendiendo de la primera.
La dotación y ambientación de maternal debe estar diferenciada a la de preescolar.
Alimentación adecuada y protegida.
Adicionalmente, estos ambientes deben contar con personal de apoyo para la limpieza y aseo permanente, psicólogo infantil, pediatra, psicopedagoga, nutricionista.
Educación Primaria
Encargada de dar continuidad a lo iniciado por el anterior nivel, afianzando y reforzando conductas, valores, actitudes, aptitudes. Si bien es cierto que en el primer nivel también se da inicio a conocimientos básicos y a las primeras letras, símbolos y números; este nivel de educación primaria es el responsable de comenzar a consolidar conocimientos en las áreas de lengua, matemática, sociales, estudios de la naturaleza, historia, geografía, actividad física, deportes, entre otros. Todo ello debería estar vinculado a la vida, a la vida en sociedad, a la vida en familia, a la vida en comunidad, a la vida en armonía con el medio ambiente y con lo que nos rodea a corta, media y larga distancia, a la vida que soñamos individual y colectivamente.
Si creemos que el nivel inicial es el más importante, no podemos restar importancia al nivel primario que le da continuidad y comienza a consolidar valores, actitudes y aptitudes, además de conocimientos esenciales para la vida. Por tanto, es preciso mantener la atención y el cuidado en todos los aspectos y elementos que constituyen las escuelas y ambientes de aprendizajes de este nivel de la educación básica.
Mostraremos nuestras consideraciones sobre los aspectos que deberían caracterizar a una escuela primaria de calidad:
Debería parecerse a la casa del hogar que soñamos y al hábitat de la comunidad que deseamos. Por tanto, debe respetar la arquitectura de la región, el clima, la cultura, entre los principales elementos a considerar. Recordando siempre, que la escuela tiene que ser el espacio donde el Estado garantice complementar las posibles deficiencias de la familia y de la comunidad donde habita el niño y la niña, y así equiparar condiciones afectivas, culturales, sociales, psicomotoras, entre otras.
Con colores pasteles suaves, buena iluminación y ventilación. Climatización, de ser necesario. Ambientada sin recargar y en correspondencia a los grupos de aprendizaje.
Con áreas comunes amplias que permitan la recreación, áreas verdes para la interacción armónica y pedagógica con la siembra y la ecología, canchas, salas de usos múltiples, áreas de servicios (médico, odontológico, psicopedagógico, nutricional), área de almacenamiento, conservación, preparación y disposición de alimentos; ambientes de aprendizaje bajo techo y al aire libre, mobiliario adecuado a las edades y a los tipos de ambientes.
Cada ambiente de aprendizaje, no debería excederse de 20 alumnos por grupo de aprendizaje (al menos de 1° a 3° grado) con dos docentes por cada grupo (preferiblemente un maestro y una maestra).
Dotadas con recursos tecnológicos, informáticos y audiovisuales; que sean de utilidad para el desarrollo pedagógico de los aprendizajes tanto para los estudiantes como para el personal y la comunidad organizada socialmente.
Servicio de alimentación adecuado, elaborado por personal fijo que haya sido formado y evaluado para eso, y que esté bajo la coordinación de un ecónomo, un nutricionista y un docente coordinador.
Los estudiantes deberían consumir los alimentos en sus aulas, con las mesas sillas dispuestas para socializar y convertir el momento y el espacio en un acto de aprendizaje.
Educación Media y Técnica
Este nivel nos representa la consolidación de conocimientos básicos y generales para la transición a un proceso de formación más específico, técnico, especializado y de mayor profundidad. Es asumido en edades de máxima complejidad social, biológica y psicológica para los seres humanos como consecuencia de los diversos cambios en los grupos y temas de interés, en nuestro sistema endocrino y anatómico, lo cual incide en nuestras conductas y relacionamiento. A más adrenalina hay que propiciar más retos y compromisos. No puede haber espacio para el ocio, que no sea el OCIO CREATIVO.
Partiendo de estas premisas, debemos cuidar que no exista un hueco, un vacío en el horario que no seamos capaces de tener las alternativas necesarias y suficientes para actividades comprometedoras y retadoras. De lo contrario, es mucho lo que se puede escapar a la responsabilidad social del Estado ejercida a través de la Educación.
Puntualizaremos, entonces, las características específicas para el nivel:
En la infraestructura escolar, mantenemos las especificaciones del nivel anterior en cuanto a colores, diseño, espacios; con el agregado de los laboratorios y talleres específicos que se requieran, según sea el caso.
El número ideal de alumnos por sección, podría ser de 24 con un máximo de 30. Siendo, en laboratorios y/o talleres, el 50% del grupo o sección.
Cada docente atenderá de una a dos asignaturas por cada grupo de aprendizaje o sección. En las áreas científicas y técnicas donde existe laboratorio o taller, debería coexistir otro docente (más novato) como auxiliar o asistente de laboratorio o taller, según sea el caso.
En estas infraestructuras, si debería existir el comedor como espacio para el encuentro y la socialización entre los diversos grupos. Por supuesto, considerando la existencia de los elementos de almacenamiento, conservación, preparación, distribución y coordinación necesarios y previstos en el anterior nivel.
Existencia de docentes coordinadores por áreas de aprendizaje, cuya función fundamental sea la de acompañar pedagógicamente a los docentes de aula del área correspondiente, con espacios en el horario para el reforzamiento pedagógico en sus áreas específicas (Tipo tutorial), coordinar junto a ellos las planificaciones de los proyectos de aprendizajes con sus respectivas y diversas técnicas y estrategias didácticas, y poder suplir, si fuera el caso, cualquier falta ocasional de algunos de ellos. En este orden, proponemos los siguientes docentes coordinadores: Coordinador de Lengua y Literatura, Coordinador de Matemática y Física, Coordinador de Química y Biología, Coordinador de Educación para las Artes, Coordinador de deportes actividad física y recreación, Coordinador de Historia y Geografía, Coordinador de Idiomas, Coordinador de Sociales y Culturales, Coordinador de ambiente, ecología y siembra; entre otros. Por supuesto, esto sólo sería justificable en liceos o escuelas técnicas cuya matrícula esté por encima de ochocientos estudiantes.
Los Complejos Educativos
Los centros educativos que atienden a más de un nivel y/o modalidad, se les denomina Complejo Educativo. Existen los más sencillos que sólo tienen la atención de inicial y primaria o de primaria y media, hasta los más complejos (Como la Gran Colombia) que atienden todos los niveles y modalidades. En nuestra opinión, creemos que los más apropiados son los que tienen la educación inicial y la educación primaria por razones de facilidad en la gestión, facilidad para la articulación en el tránsito entre los niveles y el impacto en la prosecución de los estudiantes de un nivel a otro.
…
Ahora pasaremos a expresar nuestras opiniones en los aspectos genéricos a los tres niveles del subsistema de educación básica, los cuales creemos podrían aportar a la escuela y al liceo que necesitamos en estos tiempos. Muchos de estos aportes son originarios de investigaciones de autores diversos y otros, son los productos de lo que hemos podido ver y conocer en nuestro tránsito de algunos años por varios centros educativos. En cualquiera de los casos, estarán impregnados de nuestra subjetividad reflexiva y actuante, por lo que podrían ser objeto de cualquier manipulación, reflexión, adecuación o destrozo, si lo consideran necesario.
Procesos y procedimientos administrativos. Supervisión, Clasificación y ascensos. Estímulos y sanciones.
Estos procesos y procedimientos deben tener una orientación pedagógica bien marcada, que propicie el aprendizaje y la formación permanente de los funcionarios y funcionarias a cargos en educación, estimulando la superación de debilidades y fallas; pero sin dejar la firmeza en la toma de decisiones sancionatorias cuando el caso lo amerite por su reincidencia, frecuencia o nivel de afectación. Por tanto, se requiere de la conformación y adecuación de las normas jurídicas y procedimentales para tales efectos, así como de la formación y entrenamiento del personal. Esto debe ser dinámico, en el sentido de prever la permanente revisión y ajustes sobre los procesos y sus resultados.
Pasaremos a enunciar algunos de los requerimientos a considerar:
Elaboración de los siguientes instrumentos jurídicos: Ley del Subsistema de Educación Básica, Reglamento de la Ley Orgánica de Educación, Reglamento del Ejercicio de la Docencia, Manuales de funciones y procedimientos para supervisores y directivos, entre otros.
Conformación de equipo nacional de supervisión y acompañamiento a la Gestión Educativa que coordine, acompañe, forme, evalúe y haga control de gestión.
Definición de indicadores nacionales y regionales para el seguimiento y evaluación permanente de la gestión y de las instituciones en todos los niveles.
El énfasis de los procesos y procedimientos debe estar en el primer nivel, que es el escolar, designando y dándole titularidad a todos los directivos y coordinadores que se requieran en los centros educativos, previo mapeo de necesidades y plan de formación intensivo con carácter aprobatorio. Estos posibles directivos y coordinadores, deben tener un período de formación de unos tres meses con seis meses de ejercicio en el cargo para su evaluación, aprobación y asignación de titularidad temporal. La temporalidad en el cargo debe ser de tres a cuatro años, renovables previa evaluación y presentación de proyectos de gestión escolar.
El segundo nivel (municipal) y el tercer nivel (zonal), deben fusionarse en equipos de trabajo para la supervisión, el acompañamiento, el seguimiento, el control y la evaluación de los procesos y resultados de la gestión escolar. Estos equipos tendrían la capacidad y las funciones de formación, de acompañamiento, de apoyo y de evaluación a la gestión de directivos y coordinadores. Estarían distribuidos en los estados, previa definición de áreas de atención educativa con características geohistóricas comunes y en consideración a un número de centros específicos a atender y al tamaño de estos. De acuerdo a esta propuesta, se disolverían los municipios escolares. (De ser requerido, podríamos presentar este tema más desarrollado)
El nivel central (MPPE) tendría la función rectora para determinar los lineamientos, políticas y diseños formativos. Adicionalmente, tendría la responsabilidad de validar las propuestas que surjan de los niveles fundamentales en esta materia, así como los indicadores de evaluación de gestión y de evaluación institucional. También tendría la necesidad y obligación de crear un equipo nacional para la supervisión, acompañamiento y evaluación de casos críticos o emblemáticos que surgieran, así como el seguimiento normativo y procedimental a la gestión de los equipos regionales.
En cuanto a la titularidad, la clasificación, los ascensos, los estímulos y las sanciones para los trabajadores y trabajadoras de la educación que ejercen funciones en los centros educativos; se desarrollaría en la Ley del Ejercicio de las Trabajadoras y Trabajadores de la Educación y en su Reglamento. Para ello, debería abrirse un debate nacional con temporalidad definida.
Mantenimiento, servicios, dotaciones y suministros.
De existir una gestión escolar adecuada a lo previsto en la CRBV y en la LOE, garantizando el acompañamiento y aseguramiento de una gestión colectiva, con definición pertinente y coherente del PEIC, donde funcione la triada escuela – familia – comunidad; se atenderían las situaciones menores y domésticas en cuanto al mantenimiento y servicio, minimizando el deterioro de la infraestructura, mobiliario y recursos de la institución educativa. Para los aspectos de mayor envergadura en esta área, sugerimos la creación de Centros de Acopio y Atención Técnica para el mantenimiento, los servicios, las dotaciones y suministros en seis o siete regiones del país (podría ser similar a las REDI), quienes periódicamente y articulados con las zonas educativas, realizarían las acciones preventivas y correctivas donde fuera necesaria su intervención.
Estos Centros Regionales por REDI, deberían estar dotados de las capacidades humanas, técnicas y materiales necesarias y previstas en un plan operativo.
Lo Pedagógico. El Tiempo y los ambientes de aprendizajes
De tener resueltos los aspectos anteriores, en cuanto a lineamientos y políticas en materia de supervisión, acompañamiento, evaluación permanente de procesos y resultados, así como de mantenimiento y dotación; se disminuirían las excusas para la externalización de las causas que inciden en los aprendizajes, y así darles sentido a planes y proyectos pedagógicos con al máximo aprovechamiento de tiempos y recursos. Tendríamos, entonces, que garantizar:
Directores, subdirectores y coordinadores bien formados, con reglas y normas claramente definidas y orientadoras, titulares de sus cargos con conciencia del compromiso, del acompañamiento y de la evaluación permanente con la que contarían en su gestión. El liderazgo del director y su equipo directivo, mediante el modelaje y el acompañamiento es fundamental para garantizar que el resto de los trabajadores del centro educativo asuman una visión holística, de trabajo en equipo y desarrollando todo el potencial creativo con que cuentan para alcanzar metas y objetivos.
Los Proyectos Educativos Integrales Comunitarios (PEIC), deben surgir de un diagnóstico real, con indicadores precisos en procesos y resultados, y objetivos y metas bien definidas que sean pertinentes y coherentes con lo encontrado en el diagnóstico, con los potenciales sociales, culturales, geohistóricos y productivos de la escuela, familias, comunidad y región; en el marco del Proyecto de País establecidos en nuestra Constitución y en el Plan de la Patria.
Establecer, colectivamente, normas claras y factibles para la convivencia y ajustadas al Proyecto Escolar.
Con las tres primeras premisas, podríamos pasar a lo complementario:
Partiendo del hecho que los seres humanos somos diversos genéticamente, en nuestra forma de captar las realidades, en nuestros códigos de origen, y también en la forma de aprender; no podemos hablar de Pedagogía sino de LAS PEDAGOGÍAS. Tiene que haber un fuerte seguimiento y apoyo para que en los ambientes de aprendizaje, los docentes implementen la mayor diversidad de estrategias pedagógicas, haciendo énfasis en las que propicien el trabajo en pequeños grupos (de tres o cuatro integrantes por grupo, no más de eso), donde nos podamos ver a las caras (docentes y estudiantes) en un nivel de horizontalidad y respeto colectivo (No temor a la disciplina del docente, sino respeto a las diferencias y a las normas de convivencia), que sean retadoras, que propicien la discusión y se lleguen a acuerdos…
Los recursos didácticos también deben ser variados y diversos. Ya contamos con recursos bibliográficos (Colección Bicentenaria) y tecnológicos (Canaimitas y CEBIT), por supuesto que hay que hacer mayores esfuerzos en el uso y buen uso de ellos, pero no podemos conformarnos con esos solamente. Sabemos que muchos centros están dotados de juegos didácticos, equipos audiovisuales, etc; también es preciso redescubrir los que existen en nuestro entorno, en la periferia del centro educativo, en la comunidad, en la naturaleza, en las familias…
A las rutinas escolares, hay que aprender a administrarlas y ganarles parte del tiempo que nos quita a diario. Si elaboramos por grado y en colectivo, buenos proyectos de aprendizaje y planes pedagógicos, no habrá tiempo para posiciones de descanso, para no hallar qué hacer. Por otro lado, la asistencia sólo es necesaria pasarla las primeras semanas del año escolar, a la cuarta semana los docentes ya conocemos a todo nuestro grupo de aprendizaje y sabemos quién asistió y quién no. Un buen plan debe prever cómo va a cerrar las actividades del día y cómo va iniciar las del día siguiente, por tanto todos deben asistir el próximo día o a la próxima clase preparados y conscientes de los recursos básicos requeridos para las actividades.
Cuando hablamos de ambientes de aprendizaje y no de aulas, es porque no queremos reducir los espacios donde se puede aprender a cuatro paredes y un techo con mobiliario. Según el plan y el proyecto de aprendizaje, pudiera ser más significativo el aprendizaje en una plaza, en un huerto, en un parque, en un centro comunal o en la biblioteca del pueblo o comunidad.
La Comunidad: Entorno, Trabajadores, Estudiantes, Padres y Representantes.
Partiendo del hecho social y normativo, la escuela debe ser un centro para el quehacer comunitario y la comunidad con su escuela, demás instituciones, familias, ciudadanos y ciudadanas, historia, cultura, saberes, potenciales y dinámica, debe convertirse en el espacio para el quehacer educativo. Los centros educativos deben ser ejes y motores de las dinámicas de saberes de una comunidad. Por tanto, deben existir normas de convivencia, factores que propicien la identidad escolar, local y regional, y valores que la sustenten y soporten.
En este sentido, los esfuerzos deben estar orientados hacia:
Directivos y docentes que sean de la propia comunidad y/o que se identifiquen con su historia y su cultura.
Mayor esfuerzo en la zonificación que permita que los estudiantes y sus familias tengan algún vínculo orgánico con la comunidad y su escuela.
Las bases de misiones (donde existan) o espacios de atención social del estado, que tributen al proceso educativo gestionado por la escuela y/o por la comunidad.
La Gestión Escolar. Su Organización y Funcionamiento.
La estructura organizativa debe tener una base de sustentación y soporte para su funcionamiento y para las decisiones trascendentales, conformada por todos los actores de la triada escuela – familia – comunidad, mediante sus vocerías y con normas claras de funcionamiento y participación. Sin embargo, tienen que existir con claridad, al menos tres niveles jerárquicos organizacionales y funcionales para la operatividad diaria: El Director o directora con su equipo directivo, el nivel de coordinación docente (coordinadores y docentes, como equipo) y el nivel de vocerías por los distintos actores (estudiantes, docentes, personal de apoyo técnico administrativo, padres y representantes, organizaciones sociales, etc).
El ente rector del Estado Docente (MPPE) debe definir las líneas y políticas en materia de currículo (dejando alguna flexibilidad porcentual a las regiones y modalidades), temas prioritarios para la nación, formación en pregrado, postgrado y permanente de los trabajadores de la educación, criterios para los perfiles profesionales por áreas de aprendizajes, etapas y niveles, criterios para la definición de los grupos de aprendizaje o secciones (los cuales creemos que, en primaria y media, deben conformarse de forma heterogénea, de tal manera que se puedan complementar), criterios para definición de símbolos y epónimos de los centros educativos, entre otros aspectos a desarrollar.
Las formas organizativas por sector que están establecidas son los consejos educativos, consejos de estudiantes y consejos de trabajadores; sin embargo, pudiera ser válido la existencia de otras formas de organización, siempre y cuando no impidan las políticas, lineamientos y proyectos educativos establecidos.
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