Disculpen mi exceso de ignorancia, pero creo que no logro entender este momento educativo.
- Pedro Vicente Rodríguez Calderón
- 15 abr 2020
- 3 Min. de lectura

El fin de semana, me atreví a hacer un ejercicio reflexivo sobre la situación que estamos viviendo y lo que pudiera asumirse desde la educación y la comunicación en tiempos de pandemia y para lo que podría ser la era postpandémica. Algunos lo comentaron y/o reaccionaron positivamente, otros lo criticaron y muchos, simplemente, no lo pudieron descargar.
Luego, el lunes, ante las instrucciones ministeriales del Plan la Universidad en la Casa, me atreví a convocar en la universidad donde trabajo, a una reunión amplia con autoridades, directores, coordinadores de programas, voceros y voceras, dirigencia del movimiento estudiantil y sindical, en fin, con más de 60 trabajadores, tomando todas las medidas posibles de distanciamiento en la cancha cubierta de la institución. Esta reunión se realizó ayer martes 14, durante unas cuatro horas. Allí nos escuchamos y hasta desahogamos algunas de nuestras angustias y preocupaciones.
Hoy, me levanto con mayores preocupaciones y angustias, creo que me siento demasiado ignorante. Antes de hoy, podría justificar la ignorancia de este momento porque nunca antes habíamos vivido algo igual. Sin embargo, no puedo conformarme con esa justificación.
En nuestro caso, nos tocó estudiar educación y comunicación mientras trabajaba. Por lo que tuve que hacerlo, en la mayoría, por modalidades abiertas y a distancia tanto en pregrado (cuando, por cierto, no había internet) en la modalidad de Estudios Universitarios Supervisados, como en el doctorado por el Programa Universitario de Estudios Abiertos (esta vez, si con internet incluido). En ambos, se requería de varias actividades presenciales, donde incluso, eran de asistencia obligatoria. Quizás, por eso, creía que conocía algo de lo que se llama “Educación a Distancia” y de algunas de sus técnicas, herramientas, medios y estrategias. Pero parece que no es así: NUNCA ME HABÍA SENTIDO TAN IGNORANTE!
Sobre todo, después de ayer haber escuchado a la dirigencia estudiantil expresar con contundencia que, el principal derecho humano es EL DERECHO A LA VIDA, sin ese no hay ningún otro derecho, acto seguido, propuso: Si hay que suspender las actividades académicas hasta que nuestras vidas estén seguras de no ser afectadas por la pandemia, que se suspendan. Por otro lado, una vocera del personal administrativo nos explicaba sus angustias por su hija de cinco años que está en primer grado y por la cantidad de tareas que le mandan, diciendo que la niña estaba cansada con tantas actividades y, cuando se lo manifestó a la maestra, esta le dijo que la tenía que obligar. El líder obrero, expresaba las angustias de los trabajadores ante las grandes dificultades económicas y para adquirir bienes prioritarios de consumo. Luego, una profesora, nos hacía un llamado descarnado al rescate del sentimiento humano, a esforzarnos a ser más sensibles, mas solidarios y a que juntas y juntos tratemos de obtener un aprendizaje del momento, para intentar ser más felices.
Paralelamente, observo desde el Estado Docente, unos materiales audiovisuales llenos de debilidades y deficiencias desde lo comunicacional y lo pedagógico. En mi tiempo que estuve en el Ministerio de Educación, llegué a conocer muy buenos materiales audiovisuales, ¿Dónde están?
Sabemos que, producir materiales audiovisuales educativos requiere de una producción que necesita tiempo, dedicación y algunos recursos (cada vez menos). Pero, si antes existían buenos materiales, ¿por qué no usarlos mientras se producen los nuevos?
¿Cómo romper las barreras del aislamiento social necesario (cuarentena) para sortear los encuentros presenciales que conlleva la Educación a Distancia, sobre todo en estos tiempos de dificultades en la comunicación interconectada?
¿Cómo hacer para no saturar ni angustiar más a nuestros niños, niñas y adolescentes y a sus padres y representantes con las “fulanas” tareas?
Acordamos, intentar hacer un ejercicio de vocerías estudiantiles y pedagógicas articuladas con la estructura de los gobiernos comunitarios que preexisten y están activados en casi todas las comunidades de nuestro territorio, para hacer llegar el plan que se diseñe a corto plazo. Pero, nos cuesta aceptar que tenga camisas de fuerza temporales, nos negamos a que el tiempo, en estos tiempos, sea implacable contra la vida humana y contra la formación de nuestros jóvenes.
Pensamos hacer el ejercicio, queremos intentarlo. Pero no requerimos de más presiones que, las impuestas por la propia contingencia pandémica. Simultáneamente, asumimos ir pensando y trabajando en la construcción de un nuevo modelo, de una nueva estructura curricular para la reincorporación progresiva a mediano y largo plazo, de la era postpandémica.
No sabemos a qué nos va a llevar este ejercicio. No lo tenemos claro. Sólo sabemos que seguimos amenazados por el COVID19, más cuando está regresando un gran contingente de nuestros migrantes connacionales. También sabemos de nuestro compromiso con la educación y con la vida humana. Lo demás, confieso que lo ignoramos.
EL ESTADO NACIÓN A TRAVÉS DE SU ESTADO DOCENTE, ES EL PRINCIPAL GARANTE DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES A LA VIDA Y A LA EDUCACIÓN.
SOMOS PARTE ESENCIAL DE ESE ESTADO. NO EVADIMOS NUESTRA RESPONSABILIDAD HISTÓRICA. PERO, HAGÁMOSLO JUNTOS Y HAGÁMOSLO BIEN!

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